nosotras... y UNIFORMES!!

Nunca he tenido que llevar uniforme.
Bueno, calla. Mentira. Una vez, cuando trabajé de azafata de imagen durante dos horas, tuve que vestir con falda de tubo negra, camisa blanca y zapatos de salón. Menudo día. Pero eso es otra historia, la dejaremos para futuros post.
Exceptuando esa ocasión, nunca en mi vida alguien me ha dicho cómo tenía que vestir.


¿Seguro?

Cuando era pequeña, sólo el criterio de mis padres marcaba lo que yo llevaría cada día a clase.
Supongo que llegó un momento en que tomé parte en esas decisiones ropiles.
Más adelante, las amigas, las revistas de moda y la televisión influirían también en ese momento frente al armario cada mañana.
¿Y ahora? A saber. Tantas cosas habrá que me hagan coger una falda en vez de unos pantalones en martes o vestir zapatillas en vez de tacones un domingo.

Nunca me han gustado los uniformes escolares. Lo identifico, sea acertado o no, con los colegios privados, con la religión. Con cosas que no me gustan.
Eso sí, hay días en que adopto looks de niña buena. Pero es sólo eso. Una vestimenta. Algo que me pongo para no salir desnuda a la calle. No algo que me imponen.

O eso creo yo. Que con las modas, nunca se sabe. ¿Hasta que punto somos libres a la hora de vestir?
¿Por qué vestiré yo de esta forma? Y tú, ¿por qué vistes así y no de otra manera?