Desvergüenza, atrevimiento, insolencia, falta de respeto.
Esto es en lo que pienso cada vez que alguien me aconseja o habla de mis asuntos sin tener una mínima confianza conmigo. Como cuando paseo a mi perra y un tipo con el suyo suelto, no habiéndome visto nunca antes en su vida, me sugiere que yo haga lo mismo con mi mascota. 'Pero hombre, ¿por qué no la dejas libre?. ¡Pobrecilla!' A veces me gustaría contestar con el mismo descaro que él y ser capaz de soltar: "Pobrecillo tú, que no puedes correr con tu perro los dos juntos con semejante barriga. Tal vez debas ponerte a régimen".
Pero no siempre el descaro es algo malo. Me gusta mucho en ocasiones.
En el coqueteo tímido (o no) de una pareja que comienza algo.
En los desafíos verbales en los que a veces nos enzarzamos con nuestra pareja o amigos.
En nuestro elevado tono de voz, que usamos cuando nos sentimos indignados ante lo que oímos, ante eso que nos parece incluso ofensivo.
En las respuestas que caen como jarro de agua fría sobre esas personas que lo usan cuando no deben.
En esas miradas que enviamos a la cámara con media sonrisa y ojos pícaros.
JULIA
Americana y bolso: vintage
Bailarinas y gabardina: ZARA
Peto: H&M
DIANA
Jeans: Topshop
Jersey:Forever 21
Mocasines y parka: ZARA
Pañuelo cinturón: Vintage
Bolso: Urbaks
Collar: H&M