Domingo por la mañana.
Pies cansados, sueño.
Me quedaría en el sofá, sí. Pero hay que salir a pasear. Los domingos por la mañana mi querida perra también necesita mear, qué le vamos a hacer.
De camino al parque, pasamos por una papelería. Está llena de gente que compra el periódico. Y recuerdo entonces aquellos veranos de mi adolescencia en los que ayudaba a mis tíos en su papelería.
No he vivido yo de las matemáticas toda mi vida, no. Trabajar un mes o dos en la papelería me daba algún dinerillo que me venía dabuten. No me duraba ni hasta noviembre, pero oyes. Así podía comprar mis caprichitos sin tener que mendigar a mis padres, cosa que siempre terminaba como el rosario de la aurora.
Trabajar allí tenía sus cosas buenas y sus cosas malas.
No me gustaba esa gente que me metía hasta en la nariz el euro que costaba el periódico con tal de no esperar ni un segundo.
O esos que no se fiaban de mí al ver mi juventud. Joven, sí, pero yo al menos no compro la Razón todos los días, campeón- tendría que haberles dicho.
Sin embargo, la mayor parte del tiempo disfrutaba como una enana, para qué nos vamos a engañar.
¡Vendía chuches! ¿Leéis bien? ¡CHUCHES! Cuando no tenía ninguna tarea, mi mano se deslizaba debajo del mostrador para catar los blanditos tiburones y los regalices de sidral. Mmmmm.
Otras cosas que me gustaban eran hacer fotocopias o recargar las tarjetas de bus. Y teclear la máquina registradora, por supuesto. Me sentía guayona e importante.
Ya ha llovido desde entonces, pero siempre que entro en una papelería, como esta mañana con este look, recuerdo mi época entre periódicos, libros, lápices y libretas. ¡Larga vida a las pequeñas y familiares papelerías!
Pies cansados, sueño.
Me quedaría en el sofá, sí. Pero hay que salir a pasear. Los domingos por la mañana mi querida perra también necesita mear, qué le vamos a hacer.
De camino al parque, pasamos por una papelería. Está llena de gente que compra el periódico. Y recuerdo entonces aquellos veranos de mi adolescencia en los que ayudaba a mis tíos en su papelería.
No he vivido yo de las matemáticas toda mi vida, no. Trabajar un mes o dos en la papelería me daba algún dinerillo que me venía dabuten. No me duraba ni hasta noviembre, pero oyes. Así podía comprar mis caprichitos sin tener que mendigar a mis padres, cosa que siempre terminaba como el rosario de la aurora.
Trabajar allí tenía sus cosas buenas y sus cosas malas.
No me gustaba esa gente que me metía hasta en la nariz el euro que costaba el periódico con tal de no esperar ni un segundo.
O esos que no se fiaban de mí al ver mi juventud. Joven, sí, pero yo al menos no compro la Razón todos los días, campeón- tendría que haberles dicho.
Sin embargo, la mayor parte del tiempo disfrutaba como una enana, para qué nos vamos a engañar.
¡Vendía chuches! ¿Leéis bien? ¡CHUCHES! Cuando no tenía ninguna tarea, mi mano se deslizaba debajo del mostrador para catar los blanditos tiburones y los regalices de sidral. Mmmmm.
Otras cosas que me gustaban eran hacer fotocopias o recargar las tarjetas de bus. Y teclear la máquina registradora, por supuesto. Me sentía guayona e importante.
Ya ha llovido desde entonces, pero siempre que entro en una papelería, como esta mañana con este look, recuerdo mi época entre periódicos, libros, lápices y libretas. ¡Larga vida a las pequeñas y familiares papelerías!
14 comentarios:
No se como pueden ser tan adictivas las chuches, no quieres...Pero como las tengas cerca no puedes parar de comer!
blog.tuasesora.es
Hola guapa!
Madre mía, como disfrutaba yo al entrar en la papelería de mi barrio y estar rato mirando y mirando las chuches, cuales me llevaba y cuales no??jaja Luego dejé un poco las chuches de lado(solo un poco xD) y me centré en las revistas
Me gustan mucho tus shorts del año de la pera!
un besazo
Me encanta la camiseta *_*
Estás guapisima!
Un beso
http://essenceofelectricsbubbles.blogspot.com.es/
genial con el gorrito!!
Besitos guapa
http://giseleglamour.blogspot.com/
¡Qué shorts más guays! Uy, creo que eso de trabajar en una papelería es el sueño de todo niño y si además de toda la parafernalia de material escolar, le añades cómics y chuches, eso es el paraíso:))
Bss!
Jeje... yo tengo una de esas papelerías debajo de casa que también me trae muy buenos recuerdos. Muy guapa Jules, tanto que no me creo que esas fotos sean de esta mañana, que estás muy digna!
Bss
A mi me gustan mucho las papelerias, y oye, para sacarse unas perricas extra no está nada mal eh!!! Pero lo mejor de todo las chuches jeje!!
Los shorts son muy chulos!!
Un beso Julia!!!
Me encantan las papelerias sobre todo esas que tienen cosas taaaan monad que me lo compraria todo!
Oye y esta mañana estabas genial como si hubieras sido una chica buena y te hubieras ido pronto a la cama jejrjr
muacarmen.blogspot.com
www.muacarmen.com
Yo siempre entro con intención de comprar sólo el periódico y al final me llevo todo tipo de revistas y alguna bobadita para el enano.
www.zsazsazsu.es
y larga vida a los trabajillos! Lástima que ahora esté tan dificil jajaja, pobre de mi! ya me gustaría a mi tener unos tíos tan guaichis con una papeleria para yo poder trabajar!
Muchos mini besos de Collage Minimalista
q camiseta mas xula!
jejeje yo hubiera fulminado la caja de chuches :P
me encanta la camiseta.
pero oye, me ha faltado un primer plano de la manicura que llevasss!!
besotes desde http://all-more-2010.blogspot.com.es/
Alaaaa... ¿Y qué papelería es? ¡¡Qué curiosidad!! Seguro que he entrado alguna vez, ¡con lo que me gustan a mí! :)
Había una (y seguirá estando, me imagino) en Casetas que era súper-genial. La típica que aparte de revistas, periódicos y chuches, hacía fotocopias y te vendía leche y donuts y ¡¡muchas cosas!! Me encantó. <3
Oye, y la camiseta, ¡¡vaya guapada!!
BeSoTeS! ^^
Me encantan todas las cosillas de papelería: bolis, libretas, lápices... Me puedo pasar horas y horas mirándolos! Pues nos has dejado con la intriga de saber qué papelería era jajaja Los pantalones molan mil, de estos altos que me gustan a mí :) Besos!!!
Publicar un comentario