martes, 30 de octubre de 2012

nosotras... y ADOLESCENTES Y MÚSICA!!

Hace aproximadamente dos meses estuve de congreso en Sevilla.
Una de nuestras tardes libres, mi compañera Adela (quien me ha sugerido el tema de este post) y yo la dedicamos a pasear por el centro de la ciudad. En pleno cogollo, por la Avenida de la Constitución, nos encontramos con una fila tremenda que salía de la Fnac.
Estaba formada por adolescentes, en su mayoría féminas. Todas ellas estaban muy alborotadas e incluso se oían gritos procedentes de dentro de la tienda. Curiosa que es una, no pude evitar entrar (y os aseguro que no era tarea fácil) para ver a qué se debía tanto alboroto.
Resulta que la fila comenzaba en una mesita en la que estaban sentados cuatro o cinco chavales firmando discos. Eran muy jovencitos y de estética justinbieberiana, con flequillos ultra-planchados y ladeados.
La cosa es que ni Adela ni yo teníamos ni repajolera idea de quiénes eran. Y obviamente no podíamos quedarnos sin saberlo (como os he dicho, soy muy curiosa).
Para averiguarlo, me acerqué a las jovencitas más "tranquilas" que pude encontrar en la fila.
"¡Chicas! Oye, ¿a quién habéis venido a ver?" - dije con la mejor de mis sonrisas, que yo sé que los adolescentes son muy complicados y es mejor mostrarse "enrollado".
Me miraron como si fuese un auténtico extraterrestre y finalmente una se dignó a contestar (con una mueca, eso sí): "Auryn".
Supuse que ese era el nombre del grupeto de muchachos con flequillo y lo busqué en el listomóvil, por si acaso. Efectivamente, Wikipedia me lo confirmó. Ese nombre correspondía a un conjunto musical.

¿Me sentí fuera de onda o descolocada por no saber de la existencia de... Auryn?
NO. Me sentí aliviada. Aliviada por dejar atrás esa cosa llamada adolescencia.
Ya os he explicado alguna vez que no fue una de las mejores épocas de mi vida.
La época en la que escribí mi primera carta de amor a un chico: Brian Littrell.
La época en la que no paraba de escuchar la cinta de Five (de quienes ahora no recuerdo ni sus caras, por cierto)
La época en la que quería imitar la vestimenta de Victoria Adams (no pienso dar su apellido actual, ¿vale?)
La época en la que mi pobre padre tuvo que acompañarme a un concierto de Back Street Boys.
La época que, he de reconocerlo, recuerdo con cariño a pesar de todo.

A veces me imagino cómo sería encontrarme con la Julia adolescente de aquel entonces.
Me gustaría decirle tantas cosas. Darle tantos consejos. No los aceptaría, por supuesto. Ni tan siquiera los escucharía.
¿Qué pensaría ella de mi al mirarme por primera vez, en ese encuentro imposible?
¿Le parecería guapa? ¿Le gustarían mis looks?
Puede que, con sus pantalones acampanados arrastrando por el suelo, me dijera airada que cómo puedo llevar estas pintas.
No sé. Yo creo que este atuendo que hoy os enseño sí sería de su gusto. Hacedme caso, yo la conozco muy bien;)



 
Photobucket
 
 
Photobucket
 
 
Photobucket
 
 
Photobucket
 
 
Photobucket


Photobucket


¡Besos para todos!
(incluídos vosotros, queridos adolescentes)

domingo, 28 de octubre de 2012

nosotras... y ¿MANIÁTICA YO?

Algunos más y algunos menos, pero todos tenemos manías. Y como este es mi blog, yo contaré aquí las mías.

Nunca me pelo la fruta.
Ni siquiera yo sé por qué hago esta estupidez. La fruta me gusta, pero no pelarla. Tal vez sea eso de ensuciarme las manos, el liquidillo que desprenden algunas, el tacto de la piel... la pereza. Quién sabe. Hasta ahora, y no me enorgullezco de decir esto, siempre he encontrado a alguien que me lo haga. ¿Qué pasa cuando estoy sola o con gente con la que no tengo confianza como para pedir esto? Pues entonces no me queda más remedio que hacerlo yo misma (puaj). Eso, o como otro postre. Dulzón, a ser posible. Cosa que tampoco está nada mal;)

Me muerdo los dedos.
Así, en general. Ojo, esto con los años se me está pasando, menos mal. Recuerdo una época, cuando tenía once o doce años aproximadamente, en que casi me tienen que amputar un dedo. Sí, obviamente estoy exagerando, pero creedme si digo que, en el caso de que ahora volviera a ocurrirme, me lo cortaría yo misma.
Por cierto: pintarse las uñas ayuda bastante. Lo siento, chicos, para vosotros no tengo otro consejo.

Necesito dormir con algo a lo que abrazar.
Ajá: algo, no alguien. Normalmente suelo utilizar un cojincillo pequeño. Lo llamo cariñosamente "cojino". Esto me recuerda otra manía que tengo...

Modifico las palabras para que suenen más graciosas.
¡Es que si no todo es muy aburrido! A mis padres les llamaba cuando era pequeña pepe y meme. También añado a las palabras sufijos como pt, otis, otens... Puede que os suene raro, pero ¡lo juro, no estoy loquens! Conozco a un montón de gente que lo hacesotis. Mi amiga Maript, por ejemplo.
(madre mía... no sé si llegaré a publicar este post cuando termine de escribirlo)

Muevo el pie o la rodilla cuando estoy sentada.
¿Y quién no? Si tú eres de esos que no sufren del llamado "saltimbaqui piernil" te preguntaré algo: ¿de qué planeta eres?

Cuando escribo, da igual el qué o dónde, todo tiene que estar perfecto.
Signos de puntuación, tildes, cero faltas ortográficas... Releo, releo y releo hasta que me parece que el texto en cuestión está aceptable. Otra cosa es que lo consiga, pero al menos he de intentarlo.


¡Pues ya está! Creo que no soy tan maniática, ¿no? Bueeeeno, vale. Tengo algunas "peculiaridades" más. Pero tampoco voy a contarlas todas, joé. No obstante, seguro que todas ellas también forman parte de las vuestras. Si en el fondo somos todos iguales. O casi.


Y en cuanto al blog... sí, también sigo ciertos "rituales":

 Espalda recta y pequeña flexión de rodilla.


 Alguna mano apoyada en la cadera. Y si son las dos, mejor, que para eso soy maña y fui jotera.


 Si el vestido, mono o camiseta tiene algo curiosote en la espalda, ¡a enseñarlo!
 

 Algun saltico nunca está de más, pueden salir fotos originales. Pero mejor que no aparezca la cara...


 Que no falten los detalles y complementos.


 Toquitear las gafas de sol si estas aparecen en el look.


Y por supuesto, ¡siempre poner morritos!
 
 
¡¡¡Besos para todos!!!
 

viernes, 26 de octubre de 2012

nosotras... y TURISMO AMARGO!!

Dependiendo del lugar que visitemos y la época del año en que lo hagamos, hacer turismo es una verdadera putada.

Se supone que las vacaciones están ahí para disfrutarlas. Para desconectar y relajarse, soléis decir muchos de vosotros.
En mi caso no siempre es así. He experimentado auténticos sufrimientos en mis viajes.
Tengo una larga lista, pero os hablaré del TOP 3 (y aun así, sabed que hay mucho por leer).

1
Dónde: Alcalá de la Selva (Teruel).
Cuándo: Semana Santa de 1991.
Qué pasó: Que estuve jodida de frío, básicamente.
La verdad es que yo era muy pequeña. Se podría decir que lo que yo recuerdo es más bien lo que recuerdan mis padres. Estábamos en tiendas de campaña, para más inri. Esa única noche que pasamos allí, aguantamos el máximo tiempo posible en una cafetería y después, cuando llegó el momento de ir a dormir, no nos quedó más remedio que abrigarnos como si estuviéramos en el Polo Norte y desear que las horas pasasen lo más rápido posible.
Anécdotas: Mi madre llegó a ponerse un pantalón de chandal en la cabeza para abrigarse. Además, nos olvidamos un vaso de agua en la puertecilla de la tienda de campaña y al día siguiente estaba completamente congelado.


2
Dónde: Annecy (Alpes Franceses).
Cuándo: Semana Santa de 2008.
Qué pasó: Again, jodidica frío.
Mi novio y yo fuimos a visitar a un amigo a la bonita región francesa donde él estaba de Erasmus. Llovió, nevó, heló, hizo viento... de todo menos calor. Lo que iba a ser un viaje estupendo terminó convirtiéndose en una tortura. Y no sólo por el mal tiempo. No sé qué demonios hicimos, pero hasta hace bien poco ha sido el viaje en el que más dinero nos hemos gastado ever. Y eso que el alojamiento iba incluído (¿por qué los amigos se van a estudiar fuera si no?).
Anécdotas: Este amigo del que os hablo terminó saliendo rana. Se echó una novia en este Erasmus meses después y ya no le hemos vuelto a ver el pelo. Muchos saludos desde aquí, majete.


3
Dónde: Roma.
Cuándo: Agosto de 2010.
Qué pasó: ¿Jodida de frío otra vez? Ojalá hubiera sido esto y no todo lo contrario.
Madre del amor hermoso. Queridos italianos, no me volveréis a ver el pelo en verano allí jamás.
Yo me encontraba en la bella toscana esa época, haciendo un curso de matemáticas. El pueblo en el que yo estaba se llamaba Perugia y sí, hacía calor, pero no más que en Zaragoza (otro lugar que encabezará este tipo de listas para otros). Quedé con mi novio en que nos reuniríamos en Roma para vernos y pasar juntos unos días. Pobrecillo. Entre lo de Annecy y esto perfectamente podría haber rechazado ir conmigo de vacaciones más veces. Afortunadamente no ha sido así.
Anécdotas: Ninguna. Todo fue horrible a partes iguales.



En Nueva York no lo pasamos mal en este sentido. Llovió algún día, sí, pero fue soportable. Eso sí... no me imporataría incluír en esta lista el momento jórribol en el que cruzamos el puente de Brooklyn.
Lluvia de la que te da en la cara, viento y niebla no son buena combinación.
 
Photobucket

'¿Qué? ¿Tenemos que cruzar esto así?'
'Bueno, ya que hay que hacerlo, mejor hacer fotos chorras, aunque el pelo no me deje ni ver.'
'Bieeeen. Ya ha terminado este suplicio, por fin estamos en Brooklyn.'
Adivina qué frase va con cada foto.


Ya al otro lado del East River...

 (aún de mala hostia y con el pelo alborotado, pero sin medias de color)
 




 
 
¡Besos para todos!... y cuidado con lo que elegís para ir de vacaciones:)

martes, 23 de octubre de 2012

nosotras... y SABER VENDER!!

Estoy esperando un móvil nuevo.
Ya sabéis cómo funciona esto: pasan unos meses, acumulas puntos y renuevas el contrato con tu compañía y ellos te dan un telefonete por un "módico" precio. A veces, en vez de renovar, te cambias a otra compañía y así puede que consigas mejores ofertas. Pero yo no estoy hecha de esa pasta. Tengo amigos que miran y remiran, aquí y allá, para ver si así consiguen un aparatejo mejor. Yo, o no tengo tanto interés por los móviles o soy demasiado perezosa para negociar. Seguro que es lo primero, porque a mí, cuando algo se me pone entre ceja y ceja no soy vaga para nada.

El caso es que pronto me llegará mi nuevo cacharrito.
El renove lo hice hablando por teléfono con una operadora. Sí, esas que tanto os oigo criticar, haciendo muchas veces referencia a su país de procedencia.
He de decir que la mujer que me atendió fue amabilísima. Me explicó todo con total sinceridad (opinaba lo mismo que yo en este post, por cierto), siendo extremadamente agradable y cercana. Terminé súper satisfecha. Hasta lástima me dio que no me pusieran una de esas encuestas finales que en ocasiones te colocan tras la llamada a atención al cliente de turno. Hubiera hablado de ella maravillas.

Qué importante es saber vender, amigos. Con el paso de los años, cada vez me influye más cómo me atienden en un sitio cuando voy a comprar algo.
Os contaré un caso opuesto al de la simpaticota operadora.
Hay una pastelería en mi barrio que me encantaba. Allí compraba el pan, unas palmeritas de bollo que estaban (y supongo que seguirán estando) deliciosas y en definitiva, cualquier cosa que se me antojara al ver la repleta vitrina.
Nunca me habían tratado excesivamente bien. Se portaban conmigo de forma correcta, pero sin más. Hubiese preferido algo más de cordialidad, pero bueno, me conformaba con esa corrección. Cuando yo no llevaba el importe en monedas sueltas, solían ponerme malas caras. Y yo lo entendía, porque es cierto que en las tiendas pequeñas en las que se pagan pequeñas cantidades a veces tienen ese problema.
Pero un día me cansé. Estaba ya pelín harta de tanta protesta y cuando entregué un billete de 20 euros para pagar varias cosas, me dije a mí misma que sería la última vez que entraba en esa pastelería. Era una buena clienta y no me merecía que me echasen broncas como a una quinceañera que vuelve a casa demasiado tarde. Poniéndonos en plan tiquismiquis, os diré que yo he trabajado en una papelería de barrio y una de mis tareas era acercarme al banco más cercano a pedir cambios cuando estos eran escasos.
Me fastidia por las palmeritas, pero seguiré en mis trece, faltaría más.

Un sitio en el que me atendieron con una sonrisa de oreja a oreja fue American Eagle, en Nueva York. Cuidao, que me preguntaron hasta por mi nombre para luego decirlo cada vez que se dirigían a mí. Lo agradecí tanto que me llevé unos vaqueros, por supuesto. Y porque me quedan de muerte, para qué engañarnos;) Este es el día que me los compré:












Bailarinas y camisa: tienda de NY de cuyo nombre sí quiero acordarme, pero no puedo

lunes, 22 de octubre de 2012

nosotras...Y LA FIESTA JÄGERMEISTER

Hola a tod@s!
Aunque parezca mentira este post no trata sobre el estado de embriaguez y amnesia que te provoca esta famosa bebida, que también podría ser....( eso lo dejamos para otro post) , si no que trata sobre una fiesta secreta que se organizó el jueves pasado en Barcelona.

En resumen, una casa escondida a las afueras de Barcelona, consumiciones de jagger y comida gratis, conciertos y sesionazas de Djs. Habitaciones temáticas, mucho confeti, Eloy Azorín y demasiado moderneo, pero si, ahí estuvimos para poder contarlo.



                                     

































Fotos por Mimi Margalef

DIANA
Shorts: Levis vintage
Blusa: Vintage
Bolso: Primark

domingo, 21 de octubre de 2012

nosotras... y PRENDAS SUDOROSAS!!

Seamos todos sinceros. Alguna vez en nuestra vida hemos sudado como cerdos.

Sigamos siendo sinceros. En la frase 'Alguna vez en nuestra vida hemos sudado como cerdos' podríamos sustituir 'alguna vez' por 'muchas veces'. Tampoco es que quiera avergonzaros, pero incluso podríamos reemplazar 'en nuestra vida' por 'todas las semanas'. Y vamos a dejarlo ya. Hay veces que los objetivos que tiene uno con el blog cambian con el tiempo, pero saber cada cuánto tiempo sudáis no es lo que ando buscando yo, faltaría más.

¿A qué viene todo esto entonces? Os cuento. Hay una cosa que le pasa a la amiga de la amiga de una amiga mía(ejem). Con algunas camisas, camisetas, tops... en fin, prendas superiores varias, me pongo, perdón: se pone, a transpirar como si estuviese corriendo una maldita maratón. Que ella no es que suela ser especialmente sudorosilla, os lo digo yo que conozco esta cualidad de la amiga de la amiga de mi amiga muy bien. Pero dependiendo del tejido del ropaje en cuestión o de su ajustamiento, lucir una camisa mona se puede convertir en un deporte de riesgo. Vaya, que es incómodo de cojones. Y en este caso no tiene nadita que ver con desodorantes ni limpieza corporal. ¡La culpa la tiene la prenda! ¡Toda de ella! Es mala, cruel, quiere humillarte.

Y es que hasta para comprarse ropa hay que saber. Con el paso del tiempo, adquirimos una experiencia que hace que sepamos qué tipo de prendas comprarnos o no. Pero a veces se nos olvida. Le echas el ojo a una camiseta monísima, que incluso habla y te dice: '¡¡cómprame!! parece que soy de esas prendas sudorosas que tanto odias pero NO, te juro que comigo no habrá problemas'. Antes decía que eran malas y crueles, ¿verdad? Olvidaba añadir que también son mentirosas.

La camisa que os enseño en las fotos neoyorquinas de hoy terminó siendo de las que dicen la verdad. Pero está en la frontera entre las buenas y las malas. Mejor no ponérsela para esos días en que se va de un lado a otro. No sea que se convierta en mala, cruel y mentirosa.













 
 
Camisa: RIVER ISLAND
Botines: URBAN OUTFITTERS
Bolso, vestido y parka: viejetes


jueves, 18 de octubre de 2012

nosotras... y ¿DOCTORADO? ¿QUÉ ES ESO?

No os culpo, pero me juego una mano (la izquierda, por si acaso), a que la mayoría de la gente que me leéis en este momento no sabéis lo que quiere decir realmente eso de hacer un doctorado.
Repito: no os culpo. A veces no lo sé ni yo, que estoy haciendo uno;) Pero eso es otra historia.

No lo recuerdo muy bien, pero cuando yo estudiaba la carrera, antes de decidir que quería ser doctora en matemáticas, juraría que, como vosotros, no tenía muy claras ciertas cuestiones.
¿Se consideraría un trabajo? ¿Quién me pagaría? ¿Cuánto tiempo tardaría en obtener ese título?
Pues bien. Ahora por fin me creo capaz de responder a estas tres preguntas: DEPENDE.

Un doctorado es un título académico que se obtiene tras hacer una exhaustiva y especializada investigación sobre un tema.

Normalmente hay que haber superado un máster o curso de doctorado para comenzar esta tesis, además de haber completado en su totalidad la carrera. Quien realiza el doctorado está asesorado por su director de tesis, que supervisa esa investigación. Aunque habitualmente no tengamos un horario fijo como la mayoría de curreles, estudiar un doctorado es algo muy duro y que requiere muchas horas de trabajo (para algunos más, para otros menos). Para que esta labor sea reconocida, existen una serie de becas que se otorgan a una pequeña cantidad de entre todos los estudiantes de doctorado que las solicitan. Estas becas pueden ser convocadas por varios organismos: el ministerio de educación y ciencia, un gobierno autonómico, una universidad,… Su duración suele ser de cuatro años, pero solo parte de este tiempo el estudiante puede disfrutar de un contrato, con lo que eso significa: cotizar etc.
Ojito. Esto no significa que la investigación en sí dure exactamente cuatro años.
Si eres un hacha y/o tu tema de tesis ha sido fructífero de la hostia, puede que acabes antes.
Si te lo has tomado con más calma y/o el camino que ha seguido tu investigación no empezó con buen pie, tal vez consigas ser doctor después de más de cuatro años. De a qué dedicarse después de obtener el título es otro cantar. Un cantar muuuuy complicado. Lo dejaremos para otro ocasión, ¿os parece?

El otro día dije que me repetía más que el ajo, después de mucho tiempo escribiendo en el blog. Para no llevarme la contraria a mí misma, volveré a decir lo que he dicho al principio: si no teníais ni repajolera idea de todo esto que os acabo de contar, no os culpo. No os culpo porque a los investigadores no se nos valora apenas en esta sociedad y en particular, en este país. Esas becas de las que os hablo son escasísimas y ahora, con los recortes, más aún. Por no hablar del salario. Desde luego, para escoger este camino de rosas tienes que amar lo que vas a hacer. Tener ganas. Tener claro que nadie va a saber a qué te dedicas. Y si además, tu campo son las matemáticas, ya ni os cuento. Apenas se invierte en investigación y educación. Y no os podéis ni imaginar (o sí) lo triste que es eso. En España (y en muchos otros sitios, cuidao), preferimos invertir en la construcción, los centros comerciales o los rescates a los bancos, por ejemplo. Así nos va.

A partir de ahora, y después de todo el rollazo que os acabo de meter, ya no podréis decir que no sabéis qué es eso de estudiar un doctorado. Acordaros de esa chica llamada Julia del blog “de moda” que a veces leéis. Ella es una de esas raritas;)
Aquí la tenéis, en NY.












Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...